Junio 30 de 2014, Frió día en las calles de Santiago. Primer lunes de invierno y las temperaturas hacen estragos en la comunidad. La niebla cubre la capital como el manto de una novia que solo deja ver su blancura eterna en su paso. Frío que cala los huesos y llega al corazón de cada uno.
Lo que no merma, eso sí, ese corazón de más de 30 mil hombres y mujeres que viste con orgullo la cotona del bombero voluntario, no importando su color, credo u origen; su filosofía de vida, género o extracción social. Son todos BOMBEROS VOLUNTARIOS DE CHILE.
En los tiempos que corren, la vida nos lleva por los vertiginosos caminos del post modernismo; la globalización y el frío mercado. Los tiempos se acortan y dejan poco espacio para ver el atardecer de un día soleado, caer la lluvia o simplemente acariciar a nuestros hijos.
En medio de éste tormentoso mar de sensaciones, mujeres y hombres de nuestra patria salen hora a hora, día a día, semana tras semana, mes a mes por todo el año, por más de 150 años, a prestar ayuda a quienes lo necesitan; en rescates, salvamentos, incendios, terremotos, aluviones y cuanta prueba de la naturaleza sea puesta en frente al camino del hombre. Solo los mueve el espíritu de servicio sin pedir nada a cambio y dar hasta la vida si fuese necesario.
Así, con la cabeza firme y el pecho ancho de humildad y orgullo, cada bombera y bombero refleja en sus actividades diarias la calidad de persona y de ser humano, dejando solo que el pasar de los años y la historia juzguen su actuar. Que los mártires de cada Cuerpo de Bomberos los reciba en su descanso y los abrace para otra vida seguir el camino del servicio.
Es pues en un día frío como hoy, que el calor de los hogares acoge en su seno a la familia, pilar social de Chile y cuna del amor y fraternidad más pura que se entrega a quien se ama. Hay padres, madres, hermanas, hermanos bomberos, hijas e hijos; todos ellos son hoy el mejor reflejo del alma nacional.
En su día el Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa abre sus cuarteles a la comunidad de Ñuñoa, Macul, La reina, Peñalolén y La Florida, y agradece su apoyo continuo a su labor, y los saluda y abraza, a sus más de 900 hombres y mujeres en fila.