Al cumplirse 55 años del fallecimiento del Padre bomberil y fundador de nuestra institución, hoy, 5 de mayo, hacemos un alto para poner en relieve la vigencia vital de don ALBERTO RIED SILVA y de todo aquello que él representó, en su obra artística, literaria y como Primer Comandante del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa.
Somos parte del gran tesoro de don Alberto, quién falleció un 5 de mayo de 1965, a sólo días de cumplirse 32 años de la fundación del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa.
Su rica calidad humana lo describe como un hombre generoso, un artista múltiple, escritor, pintor, escultor, periodista, servidor público como Cónsul de Chile en Francia y por sobre todo bombero, ya que desde muy niño conoció los cuarteles en el puerto de Valparaíso y posteriormente, en las filas de la Quinta Compañía de Santiago, tradición familiar que también llevó su hermano.
La vida de nuestro fundador representó fielmente la mezcla de razas y culturas venidas desde otras latitudes que le dieron la vida, como lo deja establecido en su libro autobiográfico titulado “El Mar trajo mi sangre”, para referirse a la llegada de sus antepasados por esa vía, pero, su obra es el reflejo de su alma que se construyó entre ese mar y la cordillera que lo identifican con la naturaleza de Chile, con la historia y con la institución que creó, amó y sirvió durante su existencia.
En la vida civil desempeñó variadas actividades.
Integró la célebre asociación de grandes artistas chilenos, el famoso “Grupo de los Diez”.
En el área de la Escultura además de varias obras, donó a la ciudad de Santiago, la gigantesca piedra que se ubica en los faldeos del cerro Santa Lucía, con el grabado de la carta de Pedro de Valdivia al Rey Carlos V, testimonio histórico de su origen español.
Como escritor se destacan libros publicados en Chile y en Paris, habiendo plasmado las historias bomberiles, anécdotas y vivencias de la época en un rico libro que rotuló “El Llamado del Fuego”, título en que se insinúa la pasión central de su vida.
Su inteligencia artística no tuvo limites; el dibujo, la caricatura y la pintura fueron también parte significativa de su quehacer estético.
Fue fundamental su gestión para la construcción del Mausoleo de los Artistas, donde yace su cuerpo.
Gracias a sus innumerables campañas, la estatua “Al Dolor” del artista francés Carrier Belleuse fue trasladada, desde los jardines del congreso, a la plazuela externa del Cementerio General por Avda. La Paz, rindiendo un merecido reconocimiento a las numerosas víctimas del incendio de la iglesia de La Compañía, en el Siglo 19.
Próximo a cumplirse 87 años de existencia y sumidos en circunstancias nunca antes vividas, rememoramos la invitación de don Alberto Ried para echar a andar un sueño, una esperanza, que al día de hoy se concreta en ONCE Compañías, con casi MIL CIEN hombres y mujeres, que siguiendo la misma voluntad de ayuda al prójimo, se distribuyen en las CINCO Comunas jurisdiccionales y donde sea necesario, para socorrer al desvalido, férreamente adheridos a la noble inspiración del pionero Primer Comandante y bombero hasta el día de su muerte, don ALBERTO RIED SILVA, siempre presente, jamás olvidado.