Han transcurrido 59 años del peor episodio en los anales del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa, la tragedia de Madreselvas, el incendio que destruyó una fábrica de artículos para calzado, llevándose también la vida de dos jóvenes voluntarios, Silvio Guerrero Mutinelli y Jorge Batiste Aleu y dejó gravemente heridos a otros dos, uno de los cuales falleció 108 días después, Luis Bernardín Orellana, su ejemplo de entrega y sacrificio ilumina el andar de los voluntarios y sigue siendo la guía de las nuevas generaciones que nutren las filas del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa.
En un nuevo aniversario del devastador siniestro, que se registró en la comuna de Macul, calle Madreselvas cerca de la esquina con Avenida José Pedro Alessandri, la madrugada del 14 de diciembre de 1962, hacemos un alto en las actividades institucionales para rendir un sentido homenaje a Silvio Guerrero Mutinelli y Jorge Batiste Aleu, fallecidos mientras desarrollaban labores de remoción de escombros y una súbita explosión los afectó, inscribiendo sus nombres en las primeras páginas del martirologio institucional.