El día Sábado 8 de Agosto de 2009, la Décima Compañía del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa, comenzaba a despertar de su gran sueño, recibir su Porta Escalas de procedencia norteamericana, el Puerto de San Antonio fue invadido por Voluntarios de la Décima, las horas de espera fueron largas, a cada instante se llamaba al puerto para conocer la situación del barco que traía en su interior tan anhelado hijo, parte de los Voluntarios se encontraban en el Cuartel de la Segunda Compañía del Cuerpo de Bomberos de San Antonio, otros en el sector de Playa Blanca, balneario vecino a San Sebastián, otros deambulaban en la costanera mirando el gran barco que se encontraba frente a ellos, sin poder atracar por la presencia de otra nave que se encontraba en el sitio designado para la descarga.
Pasaban las horas y la espera se hacia interminable, las horas se hacían eternas, en el Cuartel de la Segunda Compañía de San Antonio, los Décimos lo transformaron en su segundo Cuartel, en el se encontraban aproximadamente 35 Voluntarios y Voluntarias, casi a la media noche del día Sábado se apersonaron en el Cuartel el Director de la Décima Compañía Señor Patricio Conejeros, el Comandante de la Institución Señor Daniel Vergara, el Tercer Comandante Don Gonzalo Morales, el Capitán Señor José Figueroa, el Tesorero Señor Mauricio Reyes, acompañando al Comandante concurrió el Inspector de Planificación Señor Vicente Montes.
(Parte del texto publicado en la pagina Web de la Décima Compañía).
“Todos nosotros despertamos el sábado recién pasado con una sensación nueva. En algunas horas más, tocaría suelo chileno nuestro tan esperado y anhelado carro Porta Escalas. Por diversas razones, larga fue la espera en el puerto de San Antonio. Una vigilia con los nervios a flor de piel y el sueño que nos quería boicotear.
Hasta que el momento llegó. Aproximadamente a las 12. hrs., vimos aparecer a la máquina, conducida especialmente por el Vice Superintendente del Cuerpo de Bomberos de San Antonio Sr. Luis Abarca Olavarría, a quien aprovechamos de hacerle llegar nuestros agradecimientos. El no era quien debería bajar el carro. Pero entendiendo nuestra ansiedad se encargó, en contra de los procedimientos habituales del Puerto, de aproximarlo al grupo de Voluntarios que se encontraban lejos del barco, para que, algunos llorando, otros con un nudo en la garganta o simplemente asombrados, vieran de cerca por primera vez a quién durante tanto tiempo habían esperado y habían mantenido en su mente y en sus sueños. Por fin se materializaba nuestro proyecto. Por fin ya no eran fotos, era una realidad palpable. De allí en adelante, todo alegría.
El viaje con cambios de tripulación, la pasada por la Novena con recepción de cortinas de agua y la posterior llegada al cuartel donde, además de muchos familiares, vecinos de nuestro cuartel y voluntarios de diversa compañías que quisieron compartir nuestra alegría, nos esperaban nuestras compañías hermanas de especialidad, la Segunda y la Sexta, nuestros hermanos de origen de carro, Tercera y Cuarta, y nuestros hermanos de siempre, la Séptima.
Solo nos quedan agradecimientos. A todos aquellos que hemos nombrado, a nuestro Superintendente, a todos los Comandantes, a los Inspectores y ayudantes Generales, Oficiales y Voluntarios de otras Compañías que llegaron a nuestro Cuartel y a todos aquellos que de una u otra manera estuvieron junto a nosotros”
Fuente: DECIMA COMPAÑÍA
Fuente: cbn.cl