En una breve pero emotiva ceremonia, la Unidad Simbólica “Director Honorario Heberto Valencia Guevara”, celebró el Décimo Sexto Aniversario de su Fundación, evento que se realizó en las dependencias del Cuartel de la Segunda Compañía, con la presencia de familiares y miembros de esta selecta agrupación. Junto a ellos se encontraban integrantes del Honorable Directorio, Oficiales Generales, Directores, Capitanes y Oficiales de Compañías. La ceremonia fue encabezada por el Presidente de La Unidad Simbólica “Director Honorario Heberto Valencia G.” Señor Víctor Kaiser Camilla, y en la testera se ubicaron el Superintendente Señor Andrés Schueftan Schwed, el Presidente del Consejo Metropolitano de Bomberos de Chile, Señor Milton Rozas Sarfaty, el Comandante del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa, Señor Daniel Vergara Ripoll, y el Fundador de la Unidad Simbólica, Miembro Honorario, Señor Ricardo Seyler Urzúa.
Inició el acto la intervención del último miembro ingresado, el Miembro Honorario señor Iván González Pizarro, quién leyó el Acta de Fundación.
Posteriormente se hizo entrega de los premios de constancia por años de servicio en esta Unidad, según el siguiente orden:
5 Años de Servicio
- Miembro Honorario Carlos White Yévenes
- Miembro Honorario Roberto White Yévenes
- Miembro Honorario Franklin Cristi Contreras
- Miembro Honorario David Montes Compan
- Miembro Honorario Julio Gamonal Acevedo
- Miembro Honorario Sergio Araos Corvalán
- Miembro Honorario Luis Ramírez Henríquez
10 Años de Servicio
- Miembro Honorario Mario Alvear Torres
- Miembro Honorario Franklin Aguirre Espinosa
- Miembro Honorario Carlos Oliva Duprat
15 Años de Servicio
- Miembro Honorario Alfredo Saleh Murra
Finalizada la entrega de premios, hizo uso de la palabra el Presidente señor Víctor Kaiser Camilla, cuyo discurso se presenta a continuación:
En esta solemne ocasión, en que la Unidad Simbólica Director Honorario Heberto Valencia Guevara, conmemora su Décimo Sexto Aniversario de Fundación, séame permitido desestimar las normas habituales que la rutina y el protocolo me indican, otorgándome el privilegio de no referirme a tema específico alguno, que guarde atingencia directa con memorias anuales, labores rutinarias, o simplemente con meras y afiebradas utopías que cotidianamente nos ilusionan, abaten o desconciertan.-
En esta oportunidad me limitaré solamente a describir y reseñar un hecho mucho más trivial, más circunstancial y baladí que los analizados en Aniversarios anteriores, modalidad que seguramente será más novedosa y por ende menos tediosa, para las gratas visitas que permanentemente nos distinguen con su estimada presencia.-
Empero, antes de iniciar este sucinto análisis, es para mí un deber prioritario reiterar una vez más, nuestro eterno agradecimiento y gratitud para con Ricardo Seyler Urzúa, Creador y Primer Presidente de la Unidad Simbólica, obra de extraordinaria complejidad bomberil, pionera en Chile y por ello seguramente, inédita en el mundo.- ¡Gracias Ricardo por legarnos esta hermosa Agrupación que tan hábilmente forjaras!
Asimismo en nombre de la Unidad Simbólica que presido, deseo rendir un efusivo y emocionado homenaje de respeto y veneración a nuestras Mujeres, gestoras silenciosas y anónimas de gran parte de nuestro quehacer bomberil, agradecimiento que materializo en vuestras Madres, Esposas, Hijas, Hermanas o simples amigas, las que a través de su perseverante generosidad e infinita bondad, pese a que no siempre compartieron nuestros más íntimos anhelos, no obstante intentaron intuirnos, entendernos, comprendernos y sobre todo tolerarnos.-
Hace algunos años, por extraña casualidad, llegó a mis manos una ajada y dañada revista, cuyo descolorido y amarillento papel, pese a la evidente antigüedad que denotaba, aún exhibía de manera legible, un titular que escuetamente señalaba ¿Por qué quise ser Bombero y que me motivó para ello?
Debo confesar que muchas veces pretendí infructuosamente buscar y encontrar la verdad, acerca de esa mística institucional que nos seduce, nos cautiva y nos atrapa a todos por igual, Voluntarios antiguos o bisoños Bomberos, sin embargo, al releer tan seductor encabezado, resurgieron en mi cansado cerebro, confusas y desordenadas secuencias del pasado, las que me permitieron escudriñar e iniciar una ardua investigación, que satisfizo en cierta medida, mi insaciable curiosidad y seguramente también la de muchos de mis pares.-
Desde que ingresara a la Segunda Compañía de Bomberos de Ñuñoa en la medianía del año 1941, muchas veces experimenté la imperiosa necesidad de averiguar la verdadera razón, al igual que a mis demás camaradas de la Unidad Simbólica, nos había motivado para sumarnos a esta benemérita corporación de servicio público, con la absoluta determinación de no abandonarla jamás.- ¿Qué poderosas razones habrían influido en nosotros para que así sucediera? ¿Qué nos había pasado para que en lugar de disfrutar del merecido descanso a que teníamos derecho, decidiéramos de pronto incorporarnos en una Compañía de Bomberos, cuyo cuartel muchos de nosotros ni siquiera conocía y con la que no existía nexo alguno que con antelación nos ligara? ¿Qué secretos esperábamos descubrir en esos sobrios y disciplinados recintos, cuyo magnetismo nos impedía razonar con cordura y prudencia? Incógnitas muy respetables por cierto, que más tarde pudieron haber sido motivo de grandes sinsabores al interior de nuestros hogares, al momento de tener que compartir con la Bomba, parte del hermoso tiempo destinado a nuestras respectivas familias.- Estoy convencido que grandes decisiones van siempre aparejadas de grandes reconvenciones, pero igualmente estoy cierto, que si aquellos apasionados Bomberos de antaño,tuviésemos nuevamente que enfrentar similar disyuntiva, sin duda alguna que adoptaríamos igual determinación y de la misma manera.-
El amor al prójimo que tan a menudo invocamos, la ayuda al desvalido en peligro, el espíritu de entrega en la lucha implacable contra el fuego, el rescate a las llamas de víctimas inocentes, son muchas veces solo argumentos semánticos, oportunos o fugaces que utilizamos para esconder o encubrir una actitud fraterna, piadosa, o humanitaria que por modestia, honestidad, timidez, o simplemente por humildad, preferimos esconder, ocultar, disimular o sencillamente esconder.-
Bueno entonces, ¿Que fue lo que nos motivó realmente para constituirnos en potenciales Bomberos, entregando lo mejor de nosotros mismos, a una causa tan noble y peregrina que de pronto nos envuelve y nos atrapa? ¿Que incide para que desoigamos la voz de la racionalidad, dejándonos llevar por esa vorágine de sentimientos que anula nuestra voluntad, nuestra aquiescencia y nuestra mente? ¿Que influye para que dediquemos la mayor parte de nuestro tiempo libre a la agitada y extenuante vida de cuartel, cometido atrayente, absorbente y cautivante que nos mueve a su amaño? ¡Grandes interrogantes todas muy difíciles de explicar!-
Tengo la íntima convicción, que la mayoría de nosotros ha ingresado al Cuerpo de Bomberos por razones muy diferentes, muchas de ellas de índole netamente circunstancial.- Quizás por un amigo que con su ejemplo nos impresiona o estimula, la reacción irreflexiva y seductiva que genera la Adrenalina ante el peligro, el intachable y acendrado espíritu de servicio de la Institución, el historial épico y legendario del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa, el lastimero ulular de una sirena que nos conmueve o fascina, el ejemplo perenne y generoso que enclaustra el Martirologio Bomberil o simplemente la concreción misma de un anhelo que tuvimos cuando niño, de llegar a ser un valeroso Bombero, tal cual los idealizábamos en el cine.-
Desgraciadamente para nuestra patria, como también para las más centenarias instituciones bomberiles de la República, todavía hay chilenos que no conocen, no entienden, ni comprenden la desinteresada labor pública del Voluntario chileno, más aún, cuando hordas de inadaptados, instigados por elementos disociadores, nos atacan o nos agreden al momento de iniciar nuestra compleja y arriesgada misión, pretendiendo a través de tales ultrajes, minar la imagen señera de Bomberos de Chile, entidad legítimamente destacada en todas las encuestas de ponderación nacional, como la Organización de servicio inmediato más eficiente y confiable del país.-
No obstante, frente a tan increíble y aberrante realidad, se alza con más fuerza y vigor, una legión de jóvenes Voluntarios que al igual que nosotros, los viejos Tercios de ayer, decidieron posponer su tranquilidad, su tiempo e incluso su vida, por una causa superior, sublime y generosa.- Son los mismos que a través de su peculio personal, coadyuvan a solventar las falencias económicas de sus propias Compañías.- Los que valientes e impulsivos enfrentan al artero enemigo que en todas partes les acecha.- Los mismos que luchan contra el fuego, la contingencia, el riesgo, la lluvia o el calor, los que rescatan a los heridos en accidentes vehiculares.- Los que actúan con sabiduría y rapidez cuando los edificios colapsan.- Son los mismos que ofrendan su existencia sin pedir nada a cambio.- Los que combaten valerosamente los siniestros en altura, los que controlan con coraje y bravura los impredecibles siniestros que generan los químicos peligrosos o Hazmat, los que socorren a la ciudadanía inerme en terremotos, inundaciones, cauces de ríos o canales, viviendas o ascensores, con la plena convicción de ser insustituibles profesionales de la emergencia.- Son nuestros mismos Voluntarios médicos, industriales, profesores, ingenieros, universitarios, empleados, obreros o simples políticos, que tras una negra cotona de cuero y un casco, personifican y materializan la semblanza heroica del Bombero Voluntario chileno.-
Una institución sin mística indudablemente no tiene razón ni destino.- Si ha sido posible que el Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa visualice un orgulloso pasado y un promisorio futuro, ello se ha debido al espíritu de civismo que no solo se predica, sino que cotidianamente se practica en la fraternal convivencia y camaradería de sus Cuarteles.- Por ello, cuando trasponemos como Bomberos, los umbrales de tales recintos, nos damos cuenta lo mucho que nos afectaría si tuviésemos que abandonarlos o alejarnos de ellos para siempre.- Son tantos los recuerdos, las evocaciones y las grandes epopeyas que nos ha correspondido vivir, junto con aquellas que nos legaron los grandes tribunos que nos antecedieron, que el recuerdo de tan diáfanas y memorables acciones, incrementa y acrecienta aún más, la fuerza renovadora en que se sustenta el inmaculado prestigio del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa y por ende, el devenir de Bomberos de Chile.-
¡Señoras y señores, para la mayoría de nosotros estos fueron los motivos y las razones que nos instaron a ser Bomberos!
¡Muchas Gracias!
Fuente: cbn.cl