Veintiséis años han pasado desde la fatídica mañana del 3 de mayo de 1993 cuando un aluvión provocó la muerte de más de una veintena de pobladores, dejando otros desaparecidos y familias que jamás podrán conformarse por la realidad.
A 26 años de esa fecha, los Bomberos de Ñuñoa que participaron en las pesadas labores de rescate y búsqueda y aquellos vecinos que sobrevivieron a la catástrofe recuerdan a quienes perdieron la vida bajo el lodo y rinden sentido homenaje a los voluntarios que trabajaron sin descanso, ayudando a sus semejantes, dando fiel cumplimiento al juramento de servir.
Hoy se recuerda el momento en que la Quebrada de Macul hace poco mas de un cuarto de siglo marcó para siempre a los vecinos de sectores como Tobalaba, Lo Hermida, Peñalolén y La Florida, quienes recuerdan como sorprendidos y desesperados intentaban escapar de las rocas y el mortal barro.