En 1851 en Valparaíso, una serie de accidentes dejaron enormes pérdidas, lo que obligó a que muchos comerciantes y ciudadanos del puerto, contando para ello con el apoyo de las autoridades de la época, dieran vida al Cuerpo de Bomberos de Valparaíso, habiéndose inscrito 330 personas de manera voluntaria, siendo posteriormente capacitados y entregándoles el material necesario para poder atender las emergencias. Tras esto, los voluntarios fueron asignados en cuatro compañías: la 1º y 2º Compañías de Bombas; la 1º Compañía de Hachas, Ganchos y Escaleras, y la Compañía de Guardia de Propiedad.

Finalmente se acordó cerrar el libro de inscripciones el día de 30 de junio de 1851, considerándose como el día oficial de la fundación del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso, el primero del país.

El 30 de junio de 1962 el Presidente Jorge Alessandri aprueba la Ley Nº 14.866, que declara esa fecha como "El Día del Bombero”, destinado a conmemorar la fundación del primer Cuerpo de Bomberos voluntario del país.

Es así, como se consolido la celebración del “Día del Bombero”, reconocimiento que la sociedad hace a quienes cumplen tan noble labor y en forma voluntaria en beneficio de la comunidad.

En este día tan especial, en que conmemoramos un año más de vida al servicio de esta insigne causa y por la cual muchos han consagrado el holocausto de sus vidas en cumplimiento del deber, he querido dentro de una de mis últimas actividades como Superintendente del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa, hacerles llegar a Oficiales y Voluntarios, mis más cordiales saludos y agradecimientos a la devoción y consagración que hacen día tras día, por dispensar excelencia y abnegación al cumplimiento del rol que como Bomberos les cabe en la sociedad chilena, cuyo arrojo y perseverancia les ha valido su inconmensurable reconocimiento.

Oficiales y Voluntarios del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa, reciban pues en este espacio de tiempo en que celebramos el “Día del Bombero”, mis afectuosas congratulaciones como de los distinguidos miembros del Directorio, instándoles a renovar con nuevas energías, la tarea concedida en pro de la protección de vidas y bienes de nuestros semejantes.