Sentir de tristeza, por nuestro insigne valor y Director Honorario es la unión que cada voluntario y oficial, vive en el servicio y en la partida.
Saber que la despedida a don Heberto debía ser o mejor dicho, debe ser, como el merecimiento de la entrega que el nos manifestó a todos en vida, o de los innumerables detalles cotidianos.
Cada uno miembro de esta institución, tiene a su haber un concepto, una vivencia, sentimientos, un saludo cercano, o largas horas de charlas, o como no...variedad de historia institucional, valiosas señales. Para él y para nosotros son los notables signos de la comunión del ideal, aquel que se manifesta en los agradecimientos y en qué los notables sentimientos, son recíprocos.